Miró a su alrededor, buscando alguna pista. Aturdido, encendió la calefacción y se sentó a desayunar. A pesar de las náuseas pensó que con el estómago lleno se sentiría mejor. Frente a la taza de café humeante intentaba recordar, ¿habría ligado? "Joder, me acordaría de algo así... Supongo"- pensó.
En ese momento, sonó el teléfono. Sobresaltado, contestó, pero la voz no le salió a la primera -"la fiesta debió de ser muy muy cojonuda..."
- ¿Di...digame?
- Hijo, ¿eres tú?
- Hola mamá...
-¿Estás enfermo? Menuda voz tienes...
- No mamá, estoy bien, sólo un poco ronco, ayer di una fiesta y...
- Ya, ya, no me digas más... Bueno sólo quería saber si te viene bien que vayamos a verte papá y yo dentro de tres semanas, tenemos algo que contarte, pero tiene que ser en persona.
- Ehhmmm, si claro, claro... ¿No será nada grave no? -Apenas podía pensar en lo que estaba diciendo y escuchando, el dolor de cabeza aún seguía ahi-
- No, no te preocupes. Volveré a llamarte la semana que viene, de acuerdo?
- Si, vale, un beso mamá
-Cuidate, hijo
Todavía tenía el auricular en la mano cuando se dio cuenta. ¿Cómo no lo había visto antes? Delante de sus narices, pegado en la nevera con un imán había un papel, una nota. Se acercó a cogerlo, no reconocía la letra, decía....
To be continued by... Ding Dang Do
2 comentarios:
Tenía que llamar su madre. Siempre saben cuando has metido la pata.
En efecto, lo que no cuentan las matronas en los cursos de preparación al parto es que en el mismo instante en que damos a luz, se nos activa el radar para detectar esas cosas...
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