-Venga, Oli. ¡Que ya han llegado todos!- le grito Ivan desde la puerta.
"Todos, ¿quienes son todos?"-pensó Oliver-"La familia Von Trapp, la familia Adams, la familia Corleone o la familia tocame los coj...". Mientras divagaba, entró en la casa y sí la pradera que había visto estaba descuidada, el resto de la casa estaba que daba pena verla.
-El techo no se caerá ¿verdad?
-Sólo si quieres ponerle una lámpara-respondió Iván.-Sígueme.
Llegaron a la cocina o, mejor dicho,el sitio donde el que tuviera la desgracia de vivir allí cocinaba. Un camping-gas, un microondas y una nevera. Por supuesto en semejante mansión , no podía faltar una mesa y una silla plegables para no comer en el suelo. Eso era todo lo que había en la habitación.
-Bueno entrá en el frigorifico-le dijó Iván.
-¡Y una mierda! Sí tienes calor te metes tú.-contestó Oliver, con cara de preocupación. No había sido una buena idea ir hasta allí.
- Te voy a decir una cosa, me estoy cansando de tus tonterías, ha venido gente de muy lejos para ayudarte y si no te ayudan; te entierran. Así que haz el favor de abrir la nevera. ¿Si lo prefieres puedo ser más... "persuasivo"?
A Oliver no le gustaron ni las palabras, ni el cambio de actitud que había en su "chofer". Pensó en golpearlo y hechar a correr, podía hacerlo...o eso creía, pero a donde iría, no tenía modo de volver. Se dirigió a la nevera, tomó aire y abrió la puerta.
-¡La madre que me parió!-exclamó Oliver.
La nevera no era una nevera, sólo era una puerta desde la que nacían unas escaleras que bajaban al sotano de la casa. "¿Y ahora qué? "pensó.
2 comentarios:
Te digo one thing Portero, menos mal que El libro del búho lo llevamos sólo entre tú y yo porque si no, nos iba a dar algo. Hale voy a estrujarme las meninges, a ver si sale algo, aunque sea un zumito.
Estoy de acuerdo, aunque he pensado que si se complica mucho, tiene un accidente de coche y listo. Pero hemos de seguir adelante.
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