Pequeñas lecturas

Desde muy pequeño he tenido una gran tendencia a acumular papeles en casa. En general, cualquier cosa que sea gratis me gusta y si es en papel, pues mejor. Con el tiempo me he hecho más selectivo, pero aún así, no hay librería en la que entre y no me dedique a buscar esos anticipos de futuros libros que regalan, a decir verdad no se si los regalan yo los agarro y me voy (aunque así fue como me lleve sin querer un mapa de la tierra media del Señor de los Anillos...que no regalaban). Suelen ser los primeros capítulos de libros que se han publicado o se van a publicar. A mi me vale para hacerme una idea y si me gusta ya lo compraré.

Poco a poco he acumulado una pequeña biblioteca de primeros capítulos y he estado pensando en montar un mueble, con sus balditas y todo, para estos libros en el cuarto de baño. Porque no me negaran que una lectura corta y amena se agradece en esos momentos. Quién más, quien menos se ha leído el bote de champú (lo negaré si me preguntan). Y es que aunque se dice que en este país se lee poco, yo tengo la teoría de que lo que ocurre es que se caga poco y así no hay quién lea un libro. Efectivamente, somos un país de estreñidos. Y claro, no hay nada peor que estar esperando, porque el que espera...desespera y así no avanzamos (con la lectura, quiero decir) . Claro que yo no tengo ese problema...es coger el coche y cagarme en todo. Pero bueno, creo que es un buen lugar donde poner estos pequeños libros, te distraes y...quizás, no mejore el estreñimiento pero se hará más corta la espera.

Y es que para solucionar el problema de la lectura yo tengo dos ideas: Kiwis y váteres en lugar de asientos en las bibliotecas publicas. Estoy convencido de que se leería mucho más. Esta el inconveniente del olor que iban a tener las bibliotecas, pero con unas cerillas se arregla todo. Aunque...quizás no sea buena idea poner cerillas en un lugar con tantos libros....tengo que perfeccionar la teoría.