Como muchos sabréis, soy una apasionada fan-fatal casi obsesionada del baile en general, de la danza oriental en particular. Esta última vulgarmente conocida y MAL llamada "danza del vientre". No voy a entrar a definirosla ni a explicaros de qué va ni cómo se hace ni de dónde viene. Para ello hay estupendos blogs como Solo cuando bailo. Esto es lo quiero contaros:
Desde que empecé a aprender esta maravillosa danza, he podido comprobar la reacción tan distinta de hombres y mujeres cuando les cuento que bailo. Ejemplos aclaratorios:
Reacción de las chicas (amigas, primas, conocidas...)
- ¡Hala! Qué guay, no?
- Jo tia, y no es superdificil?
- Debe de ser buenísimo para la espalda...
- Llevan unos trajes tan bonitos...
- Puf, yo no podría, soy un pato...
- Haznos un poco, anda!
- Uy, qué envidia, siempre me ha apetecido aprender, un día de estos me apunto!
Y si tienes la suerte de encontrarte con alguien que también la practica, pues entonces podemos pasar horas hablando de pasos, movimientos, trajes y demás...
PERO la cosa cambia, y mucho, cuando nuestro interlocutor es un especímen del sexo opuesto. Aclaro que no es que una vaya por ahi pregonando a los cuatro vientos "EHHH que bailo danza orienal!!!" En mi caso, la mayoría de las veces dicha información ha venido rodada, encadenada a algo. Entonces, cuando soltamos la frase en cuestión, -estoy segura de que si no todas, la mayoría de las chicas que bailen esta danza, estarán de acuerdo conmigo- se produce lo siguiente: nuestro interlocutor cambia el gesto, a veces incluso retrocede un poquitín (¿quizá para vernos mejor de cuerpo entero? nos mira con ESA CARA (compañeras danzarinas, sabéis a lo que me refiero, ¿verdad?) de viciosillo-traviesillo-niñomalo-pervertidillo y dice:
TU MARIDO ESTARÁ ENCANTADO, ¿EH?
... Ahí es cuando una piensa "por qué no me habré quedado calladita, joder". Apaga y vámonos. Después de hablar de esto con mis compañeras y mi profe (saludos a mi bellysister desde aqui), llegamos a la conlcusión de que la mejor respuesta es: Pues no, contentos si no se queja.
Porque sólo quien convive con una danzarina oriental sabe lo que es, por ejemplo, estar viendo una peli tranquilamente y ser testigo de cómo una se levanta de un brinco del sofá y se pone a hacer movimientos raros (a sus ojos) con alguna parte de su cuerpo porque se acaba de acordar de lo que hizo en clase la última vez, o entrar al salón y encontrarte a tu amada tirada en el suelo con un tocho de la enciclopedia sobre el abdomen, entonces, temeroso, pregunta (sobre todo al principio, luego se va a costumbrando): ¿Qué haces? Y una responde: "nada, a ver si me sale el bellyroll "... Entonces el marido/novio/loquesea dice "ah" y se aleja, despacito, sin hacer ruido.
Con el tiempo se van acostumbrando a que, por ejemplo, les pases la sal ondulando los brazos o vayas al cuarto de baño haciendo un "haggala" por el pasillo, o practiques los "shimmies" mientras fries un huevo. El estupor inicial da paso a la mirada resignada al techo, como diciendo: "qué paciencia, señor, qué paciencia..." mientras suena en el mp3 la música de la última coreografía una y otra vez...
Enfin, podría seguir un rato largo, pero no. Me voy a practicar mi contracaballo a la cadera.
(Paddelman, espero ansiosa tu comentario...)
5 comentarios:
Tu marido estara encantado con esta entrada, ¿no?
A ver cuando ponemos un video con las dotes bailongas.
:D:D qué bueno! no se si has visitado el blog de los damnificados por la danza oriental, es para morirse de risa, seguro que ha tu marido le encanta, aqui está el link:
http://alergiaoriental.blogspot.com
Ah! y gracias por tu comentario en el cuestionario de Solo cuando bailo.
Un besazo:
Anisa
te iba a remitir al blog de ADDO, pero Sol se me adelantó. Sí que es una buena entrada, y gracias por recomendarme :)
dios... creo que me han dicho eso miles de veces... "Anda ehhh tu te pondrás las botas"... "y te hace privados?"... "Eso debe ser genial para el sexo no?" ...
Somos todos iguales! jejeje
Tu marido estará encantado, supongo.
Ojalá mi mujer bailase la danza del vientre... o cualquier otra, la que fuese menos cantar en la ducha.
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